Invirtiendo en las personas

La Secretaría General de Inclusión (SGI) y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (MISSM), han impulsado el concepto de la inversión social al más alto nivel europeo. En el marco de la Presidencia Española y Belga, entre julio de 2023 y julio de 2024, se puso en marcha un grupo informal de trabajo que ha sido codirigido por la SGI junto con la contraparte belga.

El pasado 12 de marzo de 2024 se presentaron estos resultados en una reunión conjunta entre el ECOFIN y EPSCO. Un hito relevante que ponía por primera vez en conexión a los interlocutores sociales y económicos para hablar sobre el impacto de la inversión social.  El resultado de esta sesión fue el reconocimiento del concepto de la inversión social y el compromiso de seguir avanzando hacia unas recomendaciones comunes en materia de evaluación de políticas públicas.

Posteriormente, en la reunión de EPSCO del 20 de junio de 2024, se aprobaron unas Conclusiones del Consejo sobre el papel de las políticas sociales, del mercado laboral y del desarrollo de competencias para las economías resilientes. Estas conclusiones inciden en la naturaleza de refuerzo mutuo de los objetivos económicos y sociales, y animan a los Estados miembros a reforzar su capacidad de evaluación del impacto de las políticas sociales, laborales y educativas sobre el crecimiento económico, la competencia y la productividad. Asimismo, en este Consejo se adoptaron unas directrices voluntarias para la evaluación de los efectos económicos de las reformas e inversiones en el ámbito social, laboral y educativo.

 

Ministra de Inclusión, Elma Saiz

El Laboratorio como ejemplo de inversión social

La historia del Laboratorio de Políticas de Inclusión está íntimamente ligada al concepto de inversión social. El Laboratorio se vehicula mediante el Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia (PRTR), que es la estrategia española que se crea para canalizar los fondos Next Generation EU, destinados a la recuperación económica y social tras la pandemia de la COVID-19. Estos fondos financian reformas e inversiones cuyo objetivo es construir economías más sostenibles y resilientes. El caso del Laboratorio se enmarca en este plan como una inversión. Su configuración recoge la idea de que estos programas pueden entenderse como acciones que contribuyen a impulsar la economía mediante mejoras en el capital humano y en la productividad.