Jesús Osuna Sanz en la redacción de Carta de España

Jesús Osuna Sanz en la redacción de Carta de España

Españoles en el Mundo

Jesús Osuna Sanz, una vida de conocimiento económico marcada por París, Ginebra y China

Desde Carta de España hablamos con Jesús Osuna, estadístico y licenciado en Económicas por la Universidad de Ginebra, entre otros títulos Académicos y Profesionales en las áreas de Unión Europea, la Industria o Comercio Exterior, y actualmente Presidente de la Asociación de Amigos de China o Amistad España-China.

Jesús Osuna Sanz decidió abandonar España en 1964, siendo Estadístico por la Universidad Complutense de Madrid y movido por un sentimiento de ampliar horizontes. Viajó con un amigo a París, donde se quedó prendado por lo que le podía ofrecer esta ciudad europea y allí completó sus estudios de Estadística. Tras afianzar sus conocimientos técnicos, en 1973 tuvo la osadía de llamar a la puerta de la Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra (Suiza), donde se embarcó de lleno en el Departamento de la Promoción y del Empleo de esta Organización Internacional.

Mientras trabajaba en Ginebra, se licenció en económicas y en 1979 dio el salto al Parlamento Europeo, para volver a España con un gran bagaje profesional y unos conocimientos que le sirvieron para desarrollar la planificación económica y gestión de algunas instituciones del      Gobierno, la Comunidad de Madrid y ayuntamientos de esta misma Comunidad Autónoma. Toda esta trayectoria le ha llevado a relacionarse con grandes personalidades, como dos premios Nobel de Economía, la primera presidenta del Parlamento Europeo y varios jefes de gobierno europeos. Nos lo cuenta él mismo en esta entrevista.

1. La decisión por emigrar a través del tiempo y la historia ha sido un factor decisivo para las personas que se planteaban una mejora de sus circunstancias personales o de su familia. ¿Cree usted que el lugar de nacimiento y el entorno, puede ser un factor determinante para tomar esta decisión?

En la época que yo decidí salir de España, pues seguramente sí.

Yo nací en San Lorenzo del Escorial y allí era fácil ver toda una serie de turistas, personas que venían de fuera de España a visitar el Monasterio y, por tanto, de niños o de jóvenes, nos llamaba la atención ver gentes que venían del exterior de nuestro País.

Yo nací en el año 1941 y en los años 50 y 60, la mayoría de los pueblos de España tenían difíciles comunicaciones y, por tanto, ver esta afluencia de gente extranjera te motiva para decidir que tú también te puedes ir a otro país y ver lo que pasa en otras latitudes.

2. ¿Qué motivó o bajo qué circunstancias se produjo su salida al extranjero y qué formación tenía cuando decidió dar este paso?

En mi época, en la mayoría de los pueblos de España existían los Grupos Escolares, algo autoritarios y en los que niños y niñas estábamos separados. Y se impartían unos estudios primarios. Por otro lado, los maestros privados ayudaban a una mejor formación. En los Grupos Escolares no se programaba el estudio del Bachillerato.

En San Lorenzo del Escorial ya existía el Colegio de los Agustinos en el Monasterio, pero yo soy producto de las enseñanzas de los Grupos Escolares, la enseñanza pública, y también de algunos buenos maestros privados que complementaban la formación.

Pero, en muchas familias, no se tenía, realmente, conocimiento para una orientación clara de los estudios de los hijos, de qué es lo que había que estudiar y cómo ordenar los estudios. Aunque existía el Bachillerato, creo que, a partir de 1949, no todas las familias conocían el camino que había que recorrer para llegar al conocimiento de las Universidades. Aunque yo tenía una buena formación de los Grupos Escolares y los profesores privados a los que había ido en San Lorenzo del Escorial, no estaba encauzado en la línea del Bachillerato.

Y eso sucedió, sobre todo, con la decisión de venirme a Madrid al encontrar un trabajo en el año 1959. Al conseguir este trabajo en la capital es cuando pude, yo mismo, estructurar mi vida de estudiante. Aquí, como muchos españoles de la época, tuvimos la posibilidad de cursar dos años de bachillerato en uno.

Nos tocaba trabajar y estudiar. Yo, prácticamente desde los doce, trece años, he trabajado y estudiado toda mi vida, bien sea trabajando en verano en San Lorenzo del Escorial, o trabajando durante todo el año y estudiando al mismo tiempo por las noches.

Algo común en aquella época en España; entre ciudadanos que careciendo de recursos estábamos dispuestos a progresar apoyándonos en el conocimiento. Finalmente, conseguí ser Estadístico por la Escuela de Estadística de la Universidad de Madrid.

Este título que conseguí en 1962 me motivó para planificar con un amigo la salida de España y la aventura de París en 1964, sin saber en realidad, que nos íbamos a encontrar allí y si continuaríamos a otra ciudad o si nos volveríamos a España. Pero cuando llevaba ya seis o siete días en París decidí que yo no volvía a España.

Allí me organicé para sacar adelante toda la información posible para adaptarme, orientar los estudios en función de las estructuras francesas y ver qué estudios españoles me podían convalidar.

Francia se portó muy bien conmigo, le tengo mucho que agradecer a Francia. Allí pude ver lo que yo era capaz de hacer y ya en París me hice una pregunta importante: ¿qué quería? ¿Conocimiento o Enriquecimiento, es decir trabajar y acumular dinero? Y opté por el Conocimiento.

Aunque me interesaba por bastantes cosas, traté, sobre todo, centrarme en los ámbitos del conocimiento técnico de la Estadística, de la Economía y las Relaciones Internacionales.

Es a partir de ahí que me inscribí en centros importantes de enseñanza en Francia, como es el INSEE Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos o el ISUP Instituto de Estadística de la Universidad de Paris y además me matriculé en el primer año de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de París. Todo esto fue posible gracias a que pude encontrar un trabajo que me facilitó mucho las cosas.

Siendo cliente, en un pequeño y modesto hotel del París, cercano a Notre Dame “el Hotel de la Paix”, en pleno barrio Latino y regentado por sus propietarios, me propusieron ayudarles en el restaurante, sobre todo en primavera y verano, que era cuando venían grupos de estudiantes de casi todos los países de Europa. Me trataron bastante bien, me dejaban ir a estudiar durante el invierno, y además me relacionaba con jóvenes de, prácticamente todos los países de Europa.

Esta oportunidad de trabajo para subsistir, y la relación con los propietarios del hotel, que me trataban casi como a un hijo, me facilitó mucho las cosas. La señora Dufayet, estuvo 3 años en el campo de concentración nazi de Dachau y el marido formó parte de la resistencia francesa en la región de Chartres.

Es decir, prácticamente, sin relación con la Administración Española, Consulado, u otras Entidades encontré soluciones.

Pensé que lo fundamental era integrarse y conocer las estructuras administrativas de Francia y los pasos a dar para acceder a la Universidades y Centros de Formación del sistema, en función de su realidad universitaria y traté de seguir ese camino, por entender que era lo más práctico e importante para integrarme en la sociedad francesa y conocer la idiosincrasia del País.

3. ¿Qué es lo que vio en tan poco tiempo en París para decidir que no quería volver a España?

Vi que era un mundo muy diferente, más abierto en conceptos, pensamiento y análisis de lo que estábamos acostumbrados en España.  La propia ciudad de Paris era un espacio de ebullición permanente y de una belleza envolvente, sus gentes, su forma de vida y pensamiento me fascinaron.

Muy diferente a la historia que vivíamos con Franco y en el entorno de El Escorial en que me había desarrollado. Sin pretender ser antirreligioso, el mundo religioso de San Lorenzo de El Escorial era denso, pese a la belleza del entorno paisajístico y del propio Monasterio, maravilla constatable que nos acompañaba todos los días, y que para los nacidos allí es un símbolo de referencia permanente.

Junto a la atracción de París, El Escorial formaba también parte de mi mundo interior, su Monasterio, su potente historia, su paisaje…, pero París era vitalidad y pasión, diferente a lo que se sentía en España.


Jesús Osuna con el ex primer ministro francés, Pierre Mauroy

4. ¿Cómo fue su experiencia en Ginebra en la Oficina Internacional del Trabajo como Asistente de Investigación del Departamento de Planificación Económica y de la Promoción de Empleo?

Lo de Ginebra no fue inmediato, es decir, entre 1964 y 1973 estuve en varios países del mundo. Estuve, entre otros sitios, en Praga durante la ocupación Soviética y del Pacto de Varsovia, también en Canadá, viendo las posibilidades que podrían presentarse para quedarme allí.

Al final decidí volver a Europa y entre el año 1964 y 1973, aunque tenía mi centro operativo en Paris, me moví, desde el Hotel de la Paix, que casi consideraba mi casa, a varios países: a Reino Unido, de nuevo a Canadá, a Praga, volví a París y volví también a España.

En un viaje que hice por los cantones suizos, al pasar por Ginebra observé todo el mundo de las Organizaciones Internacionales, y como yo era Estadístico con una formación bastante sólida en la especialidad, tuve la osadía de presentarme en la Dirección General de Estadística de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al igual que podría haberme presentado en otra de las Organizaciones de las Naciones Unidas que había en Ginebra.

El director de la oficina me recibió sin haber pedido una cita previa, sino que poco menos que llamando a la puerta de la Oficina de Estadística, me recibió sin protocolo alguno. El Director era francés y creo que le sorprendió mi atrevimiento, empezamos a conversar y le interesaron las cosas que había hecho en Francia, mi estancia en Canadá, Praga, etc.…

Después de una conversación de más o menos una hora, medio técnica, medio informal, me dijo que no tenía ningún puesto de estadístico en aquella Dirección General, pero que había un Departamento que estaba buscando una persona de mis características, que hablase español y de mi formación. Se trataba del Departamento de la Promoción y del Empleo de la Organización Internacional del Trabajo.

Esta Organización me interesó porque, contrariamente a otras Organizaciones del sistema de Naciones Unidas, la estructura de su Consejo de Administración funciona con la participación de los Gobiernos, Organizaciones Empresariales y Organizaciones de Trabajadores, es decir una fórmula compuesta por los actores más importantes de la Economía, lo que es especial dentro del sistema de las Naciones Unidas.

Y “caí” en un departamento de investigación donde coincidí con gente muy inteligente, como dos personas que luego fueron premios Nobel de Economía: Lawrence Klein, premio Nobel de Economía en 1980, y Amartya Sen, a quien concedieron el Nobel en 1998 por sus investigaciones sobre la redistribución de la riqueza y los sistemas de bienestar social.

5. ¿Cuál era la labor de esa Oficina?

La labor de la Organización Internacional del Trabajo está orientada a la regulación de las relaciones entre Gobiernos, Empresarios y Trabajadores de todos los países del mundo. Y en 1975 se creó el Programa Mundial del Empleo, en cuyos trabajos participé bajo la dirección de un prestigioso e inteligente holandés, que luego fue director del Área de Formación de la OCDE. Ahí pasé del 1973 al año 1977.

A partir de 1977 en adelante nueva búsqueda de oportunidades y ya fue otra aventura diferente.

6. ¿Cuál ha sido su trayectoria profesional fuera de España a lo largo de su vida laboral?

En el fondo, siempre he estado vinculado a todo lo que representan las áreas de la Economía, Estadística y Desarrollo y en organismos internacionales y nacionales vinculados a estrategias de Industria, Empleo, Desarrollo y Cooperación aplicables, tanto a países en vía de desarrollo como países desarrollados o industrializados, que era uno de los ámbitos de investigación del Programa Mundial del Empleo.

En el Programa se trataba de encontrar vías de generación de empleo y desarrollo tecnológico tanto en los países en desarrollo, como en los países industrializados y a todos los niveles.

En 1979 surgió otra oportunidad importante. Cuando estaba en Estudiando en Paris, tuve la oportunidad de seguir conferencias y cursos de Valery Giscard d’Estaing que más tarde sería Presidente de Francia, en ese entorno conocí a una señora muy interesante, Simone Veil, que sería, en el año 1979, la primera mujer, Presidenta del Parlamento Europeo.

Con esas conexiones y alguna conexión de España, de pronto me vi involucrado en el Parlamento Europeo antes de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea.

Conecté muy bien con ella, me hice un buen amigo suyo. Y en su gabinete, tuve la oportunidad de participar en la estructura del primer presupuesto de la CEE, que iba a ser aprobado por los primeros parlamentarios elegidos tal como son elegidos en la actualidad, porque hasta el año 1979 los parlamentarios europeos eran parlamentarios nacionales de cada uno de los países.

En el 79 conocí a personas muy interesantes en el Parlamento Europeo, toda una serie de personalidades que fueron Presidentes de Gobiernos o Primeros Ministros de diversos países de Europa que me aportaron muchos conocimientos, fruto de conversaciones que tuve con ellos durante mi estancia en el Parlamento Europeo, que, aunque no llegó a un año fue realmente muy productiva.

7. ¿Por qué se planteó el retorno a España?

Además de Estadístico, soy licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Ginebra en el área de econometría. En 1978 -1979 estaba en esta universidad, combinándolo con idas y venidas de Luxemburgo y, aunque yo ya era Estadístico, no había terminado todavía económicas, por lo que una parte del año 78 lo dediqué también, a terminar en la Facultad de Ciencias Económica de la Universidad de Ginebra la Licenciatura en Ciencias Económicas.

Ya en el año 79, después del Parlamento Europeo, empecé a pensar en mi vuelta a España y justamente en el año 80 estando en Ginebra, vi en el periódico ABC un anuncio en el que solicitaban 9 técnicos superiores de gestión económica, técnicos especializados en gestión económica y conocimientos de las técnicas presupuestarias, es decir, prácticamente toda la formación y desarrollo profesional, que yo había estado practicando a lo largo de muchos años.

Escribí a ese anuncio, fui uno de los elegidos por la empresa de selección y me contrataron para venirme en el año 1981 a la Diputación Provincial de Madrid.


Anuncio del ABC donde se solicitaban 9 técnicos superiores de gestión económica

En algún momento estuve, también dirigiendo dos pequeñas empresas multinacionales, pero finalmente me vinculé a una carrera administrativa en España en donde hice una oposición que aprobé, precisamente en la Diputación de Madrid, que luego me transformó en funcionario en la Comunidad de Madrid, donde tuve una serie de responsabilidades vinculadas a la industria y el área de las energías renovables.

En mi paso por la Diputación Provincial fue importante conocer a Josep Borrell, que era el diputado encargado de todo el ámbito de los servicios de Economía y Hacienda y servicios recaudatorios de las entidades locales.

Me nombraron Director del Centro de Estudios e Haciendas Locales, donde me ocupé de estructurar las tasas e impuestos de los Ayuntamientos y, al mismo tiempo introducir el sistema de presupuestos por programas en todos los municipios de lo que se transformaría en Comunidad de Madrid.

Mas tarde, estando en la Comunidad de Madrid, por mi experiencia en los Organismos Internacionales y Parlamento Europeo a propuesta del ministro Francisco Fernández Ordoñez, me incorporé al gabinete que se formó para estructurar lo que se convertiría en la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo, del Ministerio de Asuntos Exteriores.

En el marco de la Cooperación al Desarrollo representaba a España en reuniones de Naciones Unidas, y en las distintas organizaciones como el Fondo de Alimentación de Naciones Unidas en Roma, el UNIDO en Viena, y otras organizaciones en Ginebra y Nueva York.

Era el representante o Delegado de España para la Cooperación al Desarrollo ante los organismos multilaterales de Naciones Unidas y sus Agencias Especializadas y el organismo de Cooperación al Desarrollo de la CEE, en todo lo que se ocupaba de la Cooperación al Desarrollo.


Jesús Osuna (dcha.) con Ricardo Díez-Hochleitner (izq.), presidente del Club de Roma; y Helmut Schmidt, excanciller alemán (centro)

Durante un periodo de tres años permanecí en el Ministerio de Exteriores y después volví a la Comunidad de Madrid. Como en aquel momento era militante del PSOE, me eligieron Secretario General en San Lorenzo del Escorial para programar las elecciones municipales de 1987, que gané.

Al estar en el Ministerio de Exteriores restructurando la AECID tenía una excesiva carga de trabajo por lo que no quise postular para alcalde, y propuse quedarme de Primer Teniente de Alcalde de la corporación a tiempo parcial y sin retribución alguna proveniente de la municipalidad, donde fui uno de los artífices de la creación de EUROFORUM y la llegada de los cursos de verano de la Universidad Complutense con el Rector Gustavo Villapalos.

Estructuré una base técnica para la gestión administrativa y tuve las responsabilidades de Economía, Hacienda y Cultura. Durante una legislatura.


Jesús Osuna saluda a la Reina de Inglaterra en San Lorenzo del Escorial, siendo teniente de alcalde

8. ¿Podría hacer un balance de los años vividos en el Exterior?

En los años vividos en el extranjero hay dos asuntos que me interesaron bastante, fueron, sobre todo, lo que pude aprender del funcionamiento de las sociedades de Suiza y de Francia.

De Suiza aprendí lo que se puede considerar como la gobernanza por consenso, el consenso político y el consenso social entre los 7 partidos políticos más relevantes.

Se genera un programa de gobierno por consenso o acuerdo entre los partidos y se ponen de acuerdo para configurar el programa, que tienen que llevar a cabo durante los siguientes cuatro años para gobernar el país. Esta práctica del consenso se practica, igualmente, en las relaciones Empresariales o en las relaciones sindicales o Laborales,

Este programa es consensuado por siete partidos y luego no hay ningún problema, a pesar de sus peculiares diferencias y se cambia de Presidente cada año.

La política del consenso la deberían de practicar los partidos políticos españoles para centrarse más eficazmente en los intereses de los ciudadanos.

Y de Francia me interesó mucho la forma de racionalidad del pensamiento francés, en el sentido que es un pensamiento cartesiano, se analizan las cosas, se plantean y luego se buscan las soluciones o la idea de que todo lo que conocemos debe ser explicado a partir de la razón.


Con el ex primer ministro francés Dominique de Villepin

Son dos países que, evidentemente, han influido en mi forma de pensar, en mi forma de trabajar y en mi forma de ver la vida.

9. En su opinión y su experiencia como emigrante, ¿Qué dificultades afronta un ciudadano español al vivir en otro país y más concretamente en los países en los que ha residido?

Ahora mismo no sé cómo están funcionando las administraciones en el exterior en relación con el problema de la emigración de los trabajadores o especialistas universitarios que salen de España.

En los años 70 - 80, la realidad es que no tuve ninguna dificultad en conectar con las administraciones españolas, pero tampoco las utilicé demasiado. Hay una cuestión que hay que tener presente, y es que es necesario que la persona que sale tenga las iniciativas y el atrevimiento de buscar su propio camino.

Las administraciones te van a solucionar poco, te pueden orientar y solucionar algunos trámites, pero es difícil que entren en tu propia vida personal y en la formación que cada uno tiene y cómo ejercitar tus actividades en el propio país.

Creo que a la persona que sale hay que transmitirle que él es quien tiene que identificar lo que quiere y cuál es el camino que va a seguir, para conseguir su propósito y una vez conocido esto, tratar de interesarse en conocer las prácticas de la sociedad y hábitos que hay en el país donde vaya para integrarse lo más rápido posible

La integración es importante, y muchas veces se tiene que buscar a nivel individual, en grupo colectivo creo que es más difícil.

Los sistemas de información que antes había, y posiblemente los que haya ahora, son un punto de apoyo importante, pero es mucho más importante la iniciativa y la autonomía personal y ver cómo se encaja dentro del país donde se pretende emigrar o llevar a cabo ciertas actividades profesionales, cómo encajan sus conocimientos con las necesidades del país. Eso es fundamental. Y, desde luego, si se puede, sumergirse en los sistemas educativos que tiene el país y realizar cursos de formación lingüística o profesional.

Lo más importante es el conocimiento de la lengua, y una vez que se va conociendo observar cuál es el funcionamiento de las administraciones, de las empresas y de la sociedad en su conjunto, del país donde piensa dirigirse.

10. ¿Cuál es su labor como presidente de la Asociación de Amistad España-China?

Me empecé a interesar por China en París a raíz de la lectura del libro, escrito por Alain Peyrefitte, titulado “Cuando China despierte…el mundo temblará”. Este libro despertó mi interés por China.

En aquel momento se vivía un mundo muy controvertido, con la Guerra Fría y la confrontación ideológica entre comunismo y capitalismo por medio, además de la situación de guerra en Vietnam.

Nunca me sentí comunista o maoísta sino más bien un hombre de ideología liberal o socialdemócrata interesado por los acontecimientos internacionales.

A partir de mi vuelta a España, en 1981, tuve algunas reuniones con gente que se interesaba por China y en el año 1987 fundamos la Asociación de Amigos de China, entre varias personas de diferentes orígenes ideológicos, como por ejemplo Rosa Posada, jefa de gabinete del presidente Suarez; José Cosmen, presidente de ALSA, una empresa importante que ya había puesto sus pies en China; Paca Sauquillo, diputada del PSOE; Manuel Simón, que era director de la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo en España, Enrique Barón diputado del PSOE, Gustavo Villapalos, Rector de la Universidad Complutense, y yo mismo, Jesús Osuna Sanz es decir, toda una serie de personas que nos planteamos cómo crear una asociación para entender y difundir la realidad China.

Esta Asociación fundada en 1987 no tenía nada que ver con todas las Asociaciones que había habido en España, como, por ejemplo, la organizada a partir de la Organización Revolucionaria del Trabajo, que se disolvió en 1979 y de pensamiento político marxista-leninista y maoísta.

Los que fundamos la Asociación de Amigos de China en 1987 teníamos el objetivo de fomentar el entendimiento entre España y una China que con la llegada de Deng Xiaoping al poder en 1978, se abría al resto del mundo con unos planteamientos y proyecciones muy diferentes a las practicadas durante el precedente periodo maoísta.

Un país de la importancia histórica de China y con su enorme potencial humano no podía ser tan desconocido por la sociedad española.

Yo soy el tercer Presidente, el anterior a mí fue el Exmo Sr. D Enrique Barón que fue Ministro del Gobierno de España y Presidente del Parlamento Europeo.

En países como China y la Unión Soviética, las Asociaciones de Amistad son un mecanismo diplomático gubernamental para relacionarse con los demás países. En nuestro caso, la Asociación de Amigos de China es independiente y no tiene orientación ideológica, cabe todo el que pueda aportar algo de interés para potenciar las relaciones y cooperación con China, tanto en el ámbito cultural como empresarial, económico o tecnológico.

Desde su fundación el año 1987, ha habido una lógica evolución en las relaciones y operatividad, debido a los cambios habidos en China. Nuestra contraparte en China es el propio Gobierno y, por tanto, son funcionarios de alto nivel encargados de las relaciones internacionales con la sociedad civil de los demás países.

Hemos promovido hermanamientos científicos, arqueológicos, como por ejemplo entre Atapuerca y el Hombre de Pekín, de ciudades, etc...  y se ha participado en el recorrido París Chengdu (Sichuan), saliendo de Madrid para encontrarnos en París con otros siete países europeos, por parte española un residente en Madrid y una abogada residente en Barcelona. Recorrido muy interesante, dos meses a través de Eurasia.

Nuestra Asociación tiene muy buenos vínculos con China, con el Gobierno, con la Embajada China en España, y yo mismo he tenido oportunidad de estar en reuniones o Think Tank donde debatíamos sobre China y Europa en los que, también participaban los presidentes de Alemania, de Francia, de Italia, como Helmut Schmidt, Pierre Mauroy, Villepin o D’Alema.


Jesús Osuna con el ex presidente del Consejo de Ministros italiano, Massimo D’Alema

Ya que estamos en el Ministerio encargado de las Migraciones sería importante ver cómo se aborda el tema de la emigración para el caso de españoles que, en el marco europeo, les interesara emigrar a China, lo que puede ser de interés para trabajadores o estudiantes españoles.

Hoy día para comunicar “La Gran Muralla China” es el idioma, y aunque en los ámbitos relacionados con el exterior se habla inglés, la gran mayoría del país se comunica en el chino mandarín, pero nada es imposible. Pero hay mecanismos fáciles para aprender chino.

Hoy en día los chinos se han acomodado mucho a los funcionamientos en el mundo occidental, más que nosotros a lo chino. El mundo occidental conoce menos China que los chinos nos conocen a nosotros.


Reunión con el vicepresidente del Tibet

Desde los partidos políticos en España por su forma de hablar y entender la China de hoy día, se frena el entendimiento de lo que está pasando y la posibilidad de ampliar la cooperación que puede con China. Me parece un grave error.

Desde el punto de vista político, cuando se pretende interpretar a China, hay unas estrategias de los partidos que no comparto, porque además carecen del análisis intelectual necesario. También para hablar de China, se necesitaría un análisis y terminología consensuada. Aunque critiquemos, lógicamente asuntos que evidentemente pueden ser criticables.

Nuestra labor en la Asociación es promover el entendimiento y la cooperación entre los dos países en el ámbito de la sociedad civil.

11. ¿Qué echa en falta en la labor informativa de la Administración española hacia quienes van a salir a trabajar al extranjero? ¿Cómo podría llegarse a más usuarios que demandan información fiable desde las entidades públicas?

En estos momentos desconozco lo que se hace en la administración para ayudar del emigrante.

Me parece importante que, en el país de llegada, la administración, el Consulado o Casas de España que hay en determinadas ciudades en Europa o América, tengan un sistema de cursos de lengua acelerados capaces de ayudar a la persona que llega al país y desconoce la lengua.

Hoy día, normalmente, la gente habla inglés, pero el inglés en Alemania, por ejemplo, es útil, pero no el idioma con el que se opera en país que es el que te va a permitir conocer realmente cómo funciona Alemania.

Apostar por el idioma es fundamentalmente antes de la salida de España y después en el país de destino.

Que en la administración española del país de destino algún funcionario fuera capaz de explicar a las personas que llegan, cómo funciona la administración y cuáles son los elementos más importantes a tener en cuenta para desenvolverse en la sociedad del país de destino.

Evidentemente, hoy en día, a través de los mecanismos que hay en la Unión Europea, como Erasmus, para los jóvenes en más fácil.

Pero si hay emigración de mayor edad, quizá no puedan tener esa facilidad de información y creo que es desde el Ministerio desde donde se podría articular un sistema informativo.

12. Algún comentario para los lectores de Carta de España online…

1.- Lo más importante es que el emigrante, una vez en el país de destino, tome conciencia de que es el actor principal, y quien debe tomar las decisiones que crea más acertadas.

Las Administraciones o cualesquiera otras Entidades son un sistema de apoyo, pero quien debe ser dueño de su propio destino es el propio emigrante, es quien debe evaluar su situación y valorar cual es la decisión más conveniente de las alternativas que se le presentan.

Tener toda la información posible y decidir en consecuencia.

Y, sobre todo, han de ser atrevidos y no tener complejos, para presentarse ante cualquiera y en cualquier sitio, si realmente le interesa el objetivo visualizado.

2.- No dejar de solicitar cualquier documento justificativo de estudio, cursos, actuaciones deportivas, en fin, cualquier certificado con el que se pueda demostrar una actividad.

El conjunto de un determinado número de documentos puede ser vital para resolver una situación crítica en el futuro.

3.- Tratar de dominar el sistema de trámites y procedimientos regulatorios del país y adaptarse e integrarse a nivel laboral y social.

4.- La emigración en el tiempo puede significar, también, una desestructuración de la familia.

Si los/as hijos/as se integran en el país, como es mi caso, no tienen mucho interés en volver a España y la relación entre hijos y nietos se hace difícil.

De pronto surge un distanciamiento, digamos, a la inversa.

Al final el emigrante se aleja de sus padres y después, si retorna a España, son los hijos quienes se alejan del que fue emigrante, al haberse integrado en el nuevo país. Algo que habría que pensar cómo se trata.

 

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