Esteban Murillo : « Soy un alma vieja » Españoles en el Mundo

A pesar de su juventud, el cantaor hispano-belga Esteban Murillo (Charleroi, 1995) ya tiene tres discos en el mercado y se encuentra ahora ideando un nuevo proyecto. Mecido desde la niñez por el son de las guitarras de sus tíos y del cante de su abuelo materno, emigrante cordobés en Bélgica, Esteban Murillo vive un espléndido presente y todo indica que le espera un mejor futuro en su carrera artística, mientras se reinvindica como belga, flamenco y moderno.

-Tus primeros pasos en el mundo del flamenco fueron tocando la guitarra hasta que en un cierto momento dejas este instrumento por el cante. ¿Por qué se produjo esta transición ?

-En realidad, el cante vino un poco por casualidad. Yo he crecido escuchando cantar mucho a mi abuelo, que siempre fue un gran aficionado, entonces el cante ya estaba presente en mí de una manera pasiva. Y ocurrió que cuando tenía 12 o 13 años, me pidieron un día hacer los coros en un grupo en el que tocaba la guitarra y ahí empiezo a conocer un poquito mi voz y a darme cuenta de las facultades que tengo. Ese fue el punto de partida : el descubrimiento de mi voz, de ese instrumento que yo tenía sin ni siquiera saberlo, y de todo un mundo, el del cante flamenco más puro, que se me abría.

-Esto que cuentas hace pensar en Paco de Lucía, quien siempre dijo que a él lo que realmente le hubiera gustado es cantar pero que, al ser un niño muy tímido, se escondió detrás de una guitarra.

-Es que esto que le pasó a Paco les ocurrió a casi todos los flamencos. Si te fijas, es muy habitual escuchar que un cantaor empezó tocando o que un guitarrista empezó bailando y esto es porque los que estamos dentro del mundo del flamenco nos interesamos mucho por las tres disciplinas : el cante, el toque y el baile. Yo, por ejemplo, reconozco que tengo una fascinación especial por el baile.

-¿Qué crees que te aportó el cante que no tenía la guitarra ?

-El vínculo con el cante siempre estuvo ahí, ya que a mí lo que me gustaba era acompañar al cante, nunca he pretendido ser solista. Pero el empezar a cantar me permitió soltar muchas cosas, muchas emociones que me venían de la infancia ; me permitió expresame de una manera completamente diferente. Creo que era lo que también le pasaba a mi abuelo, que necesitaba cantar para vaciarse del sufrimiento que le causaba estar lejos de su tierra : el cante era el vínculo con su tierra.

-Has mencionado a una persona clave, principal responsable de que un niño nacido en Charleroi terminara siendo un cantaor de flamenco : tu abuelo, Paco Murillo. Un cordobés de Peñarroya que emigró a Bélgica en 1964 para trabajar en las minas y que logró transmitir a su familia su pasión por el cante flamenco.

-Efectivamente, mi abuelo ha sido y es alguien muy importante, crucial, en este sentido, aunque he de decir que su influencia ha sido muy indirecta, él ni se ha dado cuenta del legado que me ha dejado. No es que mi abuelo se sentara conmigo a explicarme los palos y a enseñarme letras, eso nunca lo hizo. Pero yo iba a la casa familiar y escuchar a mi abuelo cantar y a mis tíos tocar la guitarra me impactó mucho, sobre todo la relación tan especial que había entre mi abuelo y uno de sus hijos, que tocaba muy bien la guitarra. Me encantó ser testigo de aquel vínculo entre el cante y la guitarra, pero también entre un padre y su hijo. Fue algo muy bonito que siempre recuerdo y que desde luego está en la base de mi carrera actual.


Esteban Murillo

-¿Cómo entiendes, desde tu juventud, el respeto a la tradición del flamenco ?

-Yo creo que cuando aprendes algo, sea lo que sea, siempre tienes que partir de la base. Y en el flamenco sobremanera. Para un artista flamenco es fundamental estudiar los cantes, saber de dónde vienen, conocer a los cantaores que fueron importantes, los que aportaron algo a la evolución del flamenco. Yo me siento flamenco, por eso le tengo tanto respeto a lo antiguo y creo que siempre va a formar parte de lo que soy y de lo que quiero mostrar. De esa fuente hay que beber para poder luego desarrollar tu arte y probar cosas nuevas.

-¿Existe algún límite que no se pueda sobrepasar entre vanguardia y tradición en el flamenco ?

-No, yo creo que no hay límites, lo que hay que tener claro es lo que se busca. Nunca sabes adónde vas a llegar en la búsqueda, pero sí que tienes que saber lo que quieres. En mi último disco, ‘Poeta’, que es un trabajo precisamente sobre la búsqueda y sobre la identidad, rompo completamente con lo que había hecho en mi trabajo anterior e incluyo sonidos electrónicos. Para mi próximo proyecto tengo el sueño de unir flamenco y música clásica, siguiendo al mismo tiempo con la exploración de los sonidos electrónicos que inicié en ‘Poeta’. Pienso que si haces las cosas con gusto, recordando siempre de dónde vienes, todo se puede hacer y todo se puede experimentar. Tenemos el ejemplo actualmente de Israel Fernández, quien forma parte de esa generación de cantaores jóvenes que han ido a buscar lo de antes y lo están reformando con un resultado increible. En mi caso, además, el hecho de que en Bruselas haya tantas culturas diferentes y el poder aprender de ellas, me ha abierto infinitas posibilidades. Porque se puede ser flamenco y moderno, y la modernidad forma parte también de mi personalidad.

-Sin embargo, seguro que no es la primera vez que te dicen que, por tu madurez y tu seriedad, pareces un cantaor mucho mayor de lo que eres cuando te subes a un escenario.

-[Se ríe] Me lo han dicho mucho, sí. Pienso que la explicación está en la influencia que han tenido en mi carrera, desde que yo empecé a cantar, los maestros que me han rodeado aquí en Bélgica, que cuando los conocí eran ya mucho mayores que yo. No había cuando yo empecé otros jóvenes flamencos de mi edad con los que poder compartir y me fui formando bastante solo, siempre rodeado de mayores. Después está mi carácter, que desde niño he sido muy maduro y con una mirada diferente hacia el mundo, lo que creo que se refleja también en mi cante. Siento que tengo un alma vieja.


Esteban Murillo 

-El haber nacido en un país como Bélgica, ¿qué crees que ha aportado a tu manera de entender el flamenco ?

-Esta pregunta me la hago yo desde hace mucho tiempo. Una respuesta concreta no te puedo dar, pero lo que sí sé con certeza es que el haber nacido aquí marca una diferencia que ahora estoy viendo que es para bien pero que, si te soy sincero, antes casi me molestaba. Cuando quieres dedicarte al flamenco y naces fuera de España, empiezas a imitar a los maestros antiguos y yo tuve mucha dificultad para salirme de ahí y buscar mi personalidad porque me daba miedo no resultar legítimo. Esta fue una búsqueda personal de mi identidad que me costó mucho y que fue para mí muy importante. Arranco mi último disco, precisamente, recitando el poema ‘Contigo’, de Luis Cernuda, que es un poema sobre la identidad. Pero ahora, a mis 29 años recién cumplidos, me doy cuenta de que querer parecerte a algo que no eres no te lleva a ningún lado. Ahora sé que el haber nacido en Bélgica me ha ayudado a ser quién soy de verdad ; me ha hecho más libre.

Texto : Ángela Iglesias Bada

Fotos : Federico Ordóñez

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