Nueva Zelanda es un país de reducido tamaño, aunque con un poder adquisitivo elevado. Presenta importantes oportunidades de inversión para las empresas españolas, si bien, la presencia de éstas en el país todavía no es significativa. Las principales oportunidades según los informes de Oficina Comercial del ICEX se encuentran en los siguientes sectores:
Infraestructuras: principalmente de telecomunicaciones, ferrocarriles, carreteras y tratamiento de aguas y residuos.
Energía: principalmente petróleo y gas.
Energías renovables: energía eólica, mareomotriz y geotérmica. El gobierno favorece estas fuentes de energía dado que se espera que la demanda de electricidad crezca alrededor de un 2,5-3% anual, razón por la cual se presentarán importantes oportunidades en este sector.
Incentivos a la inversión
La falta de capital interno determina en buena parte la actitud positiva hacia la inversión foránea en Nueva Zelanda aunque la misma se ve afectada por el escaso tamaño del mercado. Dado que la política de inversiones extranjeras está encaminada a orientar las actividades de los inversores más que a ejercer un control, existen muy pocos sectores donde se apliquen restricciones.
La Oficina para Inversiones Extranjeras es la entidad encargada de administrar las políticas que regulan la inversión extranjera.
Desde 2010 el Gobierno de Nueva Zelanda está adoptando importantes medidas con el fin de promover la inversión y la innovación. Estas medidas incluyen reducciones fiscales e incentivos en forma de apoyos financieros así como subvenciones para incrementar el gasto en I+D.
Uno de los mayores incentivos existentes en el país es que, a diferencia de Australia, Nueva Zelanda no cuenta con un impuesto sobre ganancias de capital o plusvalías (Capital Gains Tax). Además, en mayo de 2008 se aprobó una nueva legislación que introdujo las Sociedades de responsabilidad limitada (Limited Partnerships Act 2008), con lo que se intenta facilitar el acceso de capitales inversores extranjeros a empresas neozelandesas.
Los acuerdos de agencia y distribución son opciones disponibles con total libertad y no tienen ninguna regulación específica. Los términos de cualquier contrato entre el agente y el principal deben por tanto tratar detalladamente todos los aspectos de la relación.
En Nueva Zelanda, además de las entidades fiduciarias y las cooperativas existen tres tipos de sociedades principales bajo cuya forma las empresas pueden establecerse:
El empresario Individual (Sole Trader)
Un empresario individual opera en su negocio por sí mismo, bajo su cuenta y riesgo. El empresario controla, dirige y posee el negocio y es titular de todos los beneficios de la empresa, así como personalmente responsable de todas las obligaciones, impuestos y deudas.
Normalmente, el empresario individual puede establecer su negocio sin seguir ningún procedimiento formal o legal y puede emplear personal para ayudarle en el desarrollo de su negocio.
Sociedades (Partnership)
Esta es la forma empresarial más común entre los profesionales y en la industria agraria. En una sociedad cada socio: - comparte la responsabilidad de la gestión del negocio. - comparte, por igual, los beneficios y las pérdidas salvo que el estatuto de constitución establezca otra cosa. - es responsable por cualquier deuda dentro de la sociedad. Muchas de estas sociedades se establecen bajo un acuerdo formal de constitución. La sociedad, como tal, no está sujeta a ningún impuesto sobre los beneficios; en su lugar, distribuye sus ingresos entre los socios, que los incorporan al conjunto de su renta anual y, por lo tanto, tributan por el total dentro del marco del IRPF.
Sociedades de responsabilidad limitada (Limited liability company)
Una sociedad de responsabilidad limitada (SRL) es una entidad formal y legal de pleno derecho y tiene una personalidad distinta y separada de la de sus socios o propietarios. Si el acuerdo de Joint Venture (socio local) se materializa mediante la creación de una nueva empresa común regirá lo establecido para la inversión extranjera, siempre que la participación de la empresa no neozelandesa supere el 25% en el control de la empresa o las cantidades vistas en el apartado correspondiente. Cuando se trate de adquirir parte de una empresa ya existente en Nueva Zelanda, la adquisición quedará regulada por uno de los siguientes textos, dependiendo del tipo de empresa y adquisición que se realice: Companies Act, 1993; Securities Act 1978 y Securities Markets Act 1988; Takeovers Act 1993 y Takeocers Code (cuando la empresa sea una “Code company”).
Si el acuerdo de Joint Venture (socio local) se materializa mediante la creación de una nueva empresa común regirá lo establecido para la inversión extranjera, siempre que la participación de la empresa no neozelandesa supere el 25% en el control de la empresa o las cantidades vistas en el apartado correspondiente.
Cuando se trate de adquirir parte de una empresa ya existente en Nueva Zelanda, la adquisición quedará regulada por uno de los siguientes textos, dependiendo del tipo de empresa y adquisición que se realice: Companies Act, 1993; Securities Act 1978 y Securities Markets Act 1988; Takeovers Act 1993 y Takeocers Code (cuando la empresa sea una “Code company”).
Los visados de negocios están destinados a los extranjeros que quieran invertir o establecer un negocio en Nueva Zelanda. La normativa prevé concesiones de residencia en varios supuestos:
Inversionistas: Dependiendo de la cantidad invertida en el país se exigen unos requisitos u otros. Existen visados de inversor, inversor plus o de retiro temporal.
Empresarios: Los empresarios con experiencia que deseen adquirir o establecer un negocio pueden solicitar un visado (Long term business visa).
Directivos y empleados cualificados de un negocio que se traslade a Nueva Zelanda