NIPO: 121-21-001-7
Los cerros y valles de la Sierra de Gata han sido testigos de migraciones, invasiones y luchas desde tiempos prehistóricos. Primero vetones y lusitanos, pueblos de pastores guerreros, dejaron su huella en castros y estelas. Por sus campos, caminos y villas pasaron luego romanos, visigodos, musulmanes, repobladores castellanos, caballeros templarios, tropas napoleónicas y de sus aldeas y pueblos partieron para el mundo conquistadores, misioneros y emigrantes.
Caminantes entre castaños y paredes de piedra
Por los arroyos y regatos tributarios de los ríos Árrago y Erjas y las riveras de Gata y Trevejana se desenvuelven las nutrias. Por las laderas de pinos y olivares corretean tejones y ginetas. El embalse de Borbollón es hogar invernal de grullas, garzas reales y garcillas bueyeras. El gato montés y el lirón careto conviven con jaras, brezales y alcornoques. Halcones, cárabos y cigüeñas negras sobrevuelan encinares y zahurdones de antiguos pastores. La Sierra de Gata es todo esto, pero también las modernas almazaras (ya no con trojes sino con tolvas), las encajeras de bolillos y la artesanía del ganchillo, el vino de pitarra y las fábricas de queso.
Cascada de la Cervigona, a los pies de Jálama
Los 20 municipios de la comarca van desde Valverde del Fresno, fronterizo con Portugal, hasta Descargamaría, Robledillo de Gata, Torrecilla de los Ángeles y Villanueva de la Sierra, que se adentran casi en las vecinas Hurdes. Al sur, Vegaviana, Moraleja y Cilleros. Los pueblos del oeste, Eljas, Villamiel y San Martín de Trevejo, tienen su propia forma de hablar, la “fala”. Acebo, Hoyos, Villasbuena de Gata y Perales del Puerto ocupan el centro de la comarca. Por fin, Gata, Cadalso, Torre de Don Miguel, Hernán Pérez y Santibáñez el Alto, en la mitad oriental, bordean las aguas del pantaño.
La oferta histórica, paisajística, cultural, turística, gastronómica, monumental,… de esta comarca natural es ingente. Una de las caras más atractivas de ese prisma variopinto que es la Sierra de Gata son los senderos y rutas que jalonan sierras, valles y florestas. Desde senderos de Gran Recorrido, como la Vía de la Plata (GR100) o el GR10 de Valencia a Lisboa, hasta rutas de Pequeño Recorrido o, sobre todo, las que los propios paisanos, visitantes ocasionales o viajeros recurrentes se inventan sobre la marcha en las apacibles tardes de primavera o las refrescantes mañanas de verano.
Presa del Embalse del Prado de las Monjas, en Acebo
PARA SABER MÁS
J. Rodher